8 de mayo de 2024

Clarin Veracruzano

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El cáncer de México no volverá

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Esteban Ramírez Zepeta

Cuando Carlos Salinas de Gortari fue presidente de México y ante la muy dudosa forma de llegar a la presidencia, por su nula legitimidad, inauguró formalmente un sistema de negociación política denominada “concertacesión” y ante la cual se concedían privilegios a cambio de favores políticos, siendo el Partido Acción Nacional, el responsable de llevar a cabo tan oscura alianza.

Como resultado de este vergonzoso movimiento maquiavélico, el Diputado Federal, Diego Fernández de Cevallos pidió ante la Cámara de Diputados quemar las boletas electorales, representando el testimonio histórico de los resultados obtenidos en las elecciones de 1988.

Vergonzosamente lograron borrar ese testimonio histórico, y sin duda fue a cambio de un enorme costo, que cambió la historia del país.

Ante una creciente confrontación con la izquierda política, el Partido Acción Nacional accede avalar al gobierno priísta y a cambio se le concede el privilegio de ir obteniendo espacios como la primera gubernatura en Baja California con Ernesto Ruffo Appel, así como una serie de beneficios económicos que se fueron plasmando en la política neoliberal.

Por otra parte, fueron cientos de personas desaparecidas y miles de mexicanas y mexicanos vilmente mancillados en sus derechos humanos y libertades, sólo por luchar desde la izquierda al lado de Cuauhtemoc Cárdenas.

Desde 1939, año en que se funda el Partido Acción Nacional por Manuel Gómez Morín hasta 1988, el partido blanquiazul tuvo que soportar humillaciones, persecución, violencia y hostigamiento electoral por el partido oficial, el Partido Revolucionario Institucional. El PAN se convirtió en un partido de verdadera vocación opositora, una oposición que se sintió y se construyó con perseverancia.

Sin embargo, ante las tentaciones del poder, aceptaron seguir el juego de Carlos Salinas, solo porque vieron la puerta de la oportunidad de alcanzar espacios de poder. Al grado tal que sabemos que con la reforma constitucional de 1993 del artículo 82, en la que permitió la llegada a la presidencia de la República a un descendiente de extranjeros, ejecutándose en el 2000 con Vicente Fox, pareciendo que fue una reforma hecha a la medida.

Después de esta “concertacesión”, el enemigo a vencer era el PRD y todos los partidos de izquierda unidos en contra del PAN y del PRI.

El PRD fue durante este periodo, enemigo a muerte, sus muertes hablan por sí mismas.

Al leer sus Documentos Básicos, encontramos que plantean muy distintas formas de gobernar, con visiones extremadamente diferentes, porque desde sus orígenes históricos se perfilan con una forma de gobierno diferente, la izquierda por su lado, con el posicionamiento del Estado como regulador de los bienes y servicios.

Por su parte, la derecha impulsando el libre mercado, facilitando el enriquecimiento “legal” de unos cuantos a pesar de los millones de pobres que surgen por este sistema económico.

Y que decir del Partido Revolucionario Institucional, con su sistema dictatorial, con un CISEN de control político con perversidad y violencia, tejiendo fino las redes de corrupción que permitieron ceder poder por grupos, de acuerdo a sus tiempos y circunstancias.

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