Marchan para exigir aparición con vida de desaparecidos en Orizaba

Integrantes del Colectivo de Familias de Personas Desaparecidas en la zona Orizaba-Córdoba realizaron la marcha denominada “Vuelve a mí”, la cual partió en los límites de Orizaba y Río Blanco y siguió por las calles de la ciudad de las aguas alegres.
En el marco del 10 de mayo, Día de las Madres, las activistas salieron a las calles a exigir la localización y presentación con vida de cada uno de sus seres queridos, pero aprovecharon la oportunidad para pedir una mayor sensibilización de parte de la ciudadanía en general.
En la caminata donde participaron entre unas 200 personas, se notaron los ramos de flores, lonas con las fotografías de sus seres queridos desaparecidos. Hubo desde niños, hombres y mujeres que pidió a las autoridades, la presentación con vida de los padres, hijos y hermanos.
Con vestimenta de color blanco y portando veladoras y luces de colores, marcharon sobre la poniente 7 o calle Real hasta cruzar a la oriente 6, después subir sobre la sur 9 y culminar en el parque Adalberto López que se ubica frente a la iglesia de Nuestra Señora del Carmen.
La representante del Colectivo de Familias de Personas Desaparecidas en la zona Orizaba-Córdoba, Araceli Salcedo Jiménez, dio lectura a un pronunciamiento en voz de todas las mujeres con motivo del Día de las Madres.
“Un día que debería ser alegre y de festejo, se ha convertido en una fecha triste para nosotras. Hoy, las madres de los desaparecidos venimos a gritar nuevamente que nos hacen falta, que los esperamos todos los días, que la ausencia duele como el primer día y que queremos que vuelvan a nosotras”.
Asimismo dijo que salieron a caminar porque quieren que la gente entienda su dolor y que los desaparecidos no sean olvidados.
“Con nosotras vienen también padres, hermanas y hermanos, hijas e hijos, nietos, sobrinos, primos… Todos para gritar “vuelve a mí”, como hemos nombrado la marcha de este año”.
Durante la marcha, los participantes sacaron bengalas en color amarillo, lo que representó la luz del sol.
“Es un color que irradia energía y vida y es lo que necesitamos para continuar con nuestra lucha diaria. Queremos ser visibles, queremos que la gente sepa que hay personas desaparecidas, que entiendan que a cualquiera le puede pasar y que sólo unidos podremos hacer frente a esta grave problemática social”.
Durante la marcha se llevó a cabo el pase de lista de todos y cada uno de los desaparecidos así como la entonación de varias melodías y consignas como: “dónde están, dónde están nuestros hijos, dónde están”; “Hasta encontrarlos”; “Que queremos, justicia, cuando, ahora, presentación con vida y castigo a los culpables”.
De la misma manera lanzaron la pregunta de cuántos días de las madres más, van a salir a las calles a exigir justicia, la respuesta fue todos los días que sean necesarios, “ya que mientras falte alguien seguirán exigiendo su regreso”.
Salcedo Jiménez manifestó que “hemos cambiado las pequeñas vanidades de arreglarse para ir a comer, por una gorra y tenis para venir a caminar. Cambiamos las canciones que nos gustaban, por las consignas que gritamos hasta desgarramos la garganta. Las flores las traemos ahora nosotras, para simbolizar el amor, la esperanza y la luz que nos une con un solo objetivo: encontrar a nuestras hijas e hijos. Esa luz del sol y esa energía la necesitamos, porque de entre todos los familiares, la madre de un desaparecido lleva el mayor peso: el sufrimiento diario. Llora y grita, se siente frustrada. Pregunta va y viene en busca de su hijo, pocas veces encuentra alguna señal y eso la tira, la vuelve a quebrar. Pero mantiene la esperanza viva».
Puntualizó que esa madre aprende a vivir con la tristeza, ésta se vuelve una compañera incómoda. Su vida es un reto y, aunque es fuerte, el dolor también va causando estragos en su cuerpo. Aparecen las dolencias físicas que su corazón de madre no es capaz siquiera de comparar con la dolencia del alma.
Señaló que en este día, muchas mujeres han dejado de lado el gusto por un regalo, “no hay más alegría por la llegada de este día, al contrario, se ha convertido en un doloroso recordatorio de que faltan nuestros hijos. Lo que no se ha terminado es el amor de madre, ese al que nos aferramos para poder soportar la ausencia. El amor de madre no caduca, no pasa de moda, no se cansa, no cambia, no se apaga… El amor por ellos perdura y es el que nos permite seguir en pie en espera de que lleguen”.